Desde hace más de una década, hemos sido testigos de múltiples cambios en la industria bancaria. Se ha hablado mucho sobre la necesidad de que las agencias bancarias se adapten a la era digital, lo que implica que las sucursales físicas podrían desaparecer. Además, se ha hecho un gran esfuerzo por lograr una digitalización completa y por abrir más canales de contacto para los clientes, especialmente canales digitales.
Luego de tantos cambios en la industria bancaria, surge las pregunta: ¿Cuáles han sido los resultados de todos estos esfuerzos? ¿Cuál canal ha demostrado ser más rentable y efectivo? Cuando hablamos de "efectivo" en términos de una organización, nos referimos a aquel que produce el mejor retorno de inversión.
Partiendo de lo anterior, revisemos las ventajas y desventajas de cada uno:
La banca digital incluye los servicios financieros en línea y aplicaciones móviles, éstos han transformado la forma en que las personas gestionan sus trámites, además de ofrecer eficiencia operativa podemos mencionar ventajas como:
En el caso de las sucursales, gracias a sistemas como Marketing One to One, los clientes pueden tener conocimiento de los productos o servicios disponibles desde el momento en que se identifican en el kiosco o recepción, recibiendo información personalizada en su ticket o móvil y pantallas publicitarias. Sin embargo, lo más importante no es esto, ya que también se puede obtener esta opción desde la banca en línea.
La verdadera importancia radica en la interacción entre el asesor de ventas y el cliente. El asesor cuenta con toda la información necesaria del cliente en su consola de servicio, como su nombre, segmento, últimos trámites, reclamos, promociones o productos disponibles. Aquí es donde entra en juego el factor humano, la persuasión y el compromiso con el cliente para comprender sus necesidades y, a partir de ahí, influir en su toma de decisiones. A partir de esta relación, se puede crear una conexión de confianza entre el cliente y el ejecutivo, lo que lleva al cliente a regresar con nuevas solicitudes o dudas sobre productos; o viceversa, el ejecutivo contacta al cliente para ofrecerle nuevos productos o servicios, programando una cita para su gestión.
Podemos decir entonces, que la importancia de la atención presencial radica en factores como conexión humana, compresión precisa de las necesidades, empatía y apoyo emocional, comunicación no verbal y construcción de relaciones, elementos que hacen que las reuniones cara a cara puedan conducir a una mejor resolución de dudas, toma de decisión más eficiente, lo que se traduce a mayor éxito en la colocación de productos y servicios.
Sin embargo, al igual que en la banca digital también existen desventajas en la banca física o tradicional. La más importante son los altos costos operativos que genera el mantener una red de sucursales, desde alquiler o compra de la propiedad, costos de seguridad, salarios de empleados, mantenimiento, remodelaciones. Además se suma, la limitante de horarios de atención y las ubicaciones geográficas, que puede llegar a restringir la capacidad de atención. Por otro lado, la insatisfacción y mala experiencia que los clientes pueden vivir a causa de largos tiempos de espera, si no se cuenta con un sistema de filas adecuado.
Es fundamental tener en cuenta que la experiencia del cliente va mucho más allá de la actitud amable del personal de servicio. Las tendencias actuales nos han demostrado que el éxito de una experiencia de cliente bien implementada radica en encontrar un equilibrio entre los servicios digitales y automatizados y la interacción humana. Teniendo en cuenta la brecha generacional a la que actualmente se dirige la banca y recordando que aún hay un gran porcentaje de la población que todavía necesita los servicios de la banca tradicional, los bancos deben utilizar herramientas para llegar a su público a través de los canales que utilizan habitualmente, desde los Baby Boomers que prefieren lo físico hasta la Generación Z que prefiere lo digital.
En resumen, a pesar del impresionante crecimiento de la banca digital, todavía hay un camino largo por recorrer para superar las ventas en sucursales, especialmente en América Latina. Aquí, las limitaciones tecnológicas de los clientes desempeñan un papel crucial y las relaciones personales y el contacto físico son culturalmente esenciales para los clientes bancarios. El éxito de las instituciones financieras no se medirá únicamente por quién vende más, sino por su capacidad de adaptarse a las cambiantes preferencias y necesidades de los clientes, estableciendo relaciones a largo plazo de confianza.
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